El otro día fui a un encuentro de blogueros porno gays anónimos. Es una cita extraña: las personalidades más disímiles, gentes de las que nunca sospecharías, tienen bitácoras web con el escabroso factor común de tratar aspectos teóricos o prácticos, genuinos o ficticios de su oculta tendencia sexual. Suele haber en el sitio —su siempre distinta ubicación nos es suministrada con una mínima anticipación y de manera muy discreta— un silencio y recogimiento casi de templo, pues hay que recordar que irse de la lengua no es la conducta más apreciada cuando tienes una doble vida y sacas a lucir, si bien entre comunes, la oculta, la desconocida.
Me llenaba un sentimiento de modesto orgullo codearme con auténticas leyendas de la combustible redacción homo, y a medida que se formaban pequeños grupos espontáneos de conversación me dispuse, trago en mano, a pasear un poco mis credenciales de autor leído y admirado por una pequeña pero selecta clica; el grupo más nutrido y conversador llamó mi atención y me acerqué para dejar caer casualmente citas de mis comentaristas más efusivos, técnicas de redacción y creatividad usadas en las historias, planes para continuar los cuentos...
— ¡Bueeeenas! —los maricos sociales son muy efusivos— Bienvenidoooo... ¿Y tú eres...?
Una breve pausa para crear ambiente; nadie adelanta suposiciones, así que...
— Soy... El Otro. Escribo Detexto...
— ...decirte! suelta el coro, ahora emocionado. —¡Guao, qué bien, por fin, mijita, te conocemos...!
Esto fue fácil, pensé. Comenzamos a charlar sobre las cosas de las que hablamos los blogueros (la vida privada de los que no están, lo malos que son sus sitios web, etc.), y a repartirnos lisonjas. Poco antes de que consiguiera soltar al ruedo el inevitable tema de mi calidad ficcionando y del innegable destino que me espera en el cielo de los que escriben para que otros se hagan pajas, se acercó un sujeto gordito y prudente, simpático pero de una perturbadora manera (una especie de Santiago Segura pero con más pelo), y el grupo interrumpió brevemente la charla para iniciar nuevamente el rito de bienvenida.
— ¡Hooola, osito preciosooo! —Ya los tragos estaban soltando las inhibiciones— ¿Y a quién tenemos el gusto ahora de conocer...?
El gordito jugueteó un poco con el material publicitario que había recogido de los mucho stands de publicidad presentes (siempre allí, tratando de vendernos artilugios eróticos, o sustancias varias para hacer aflorar nuestra inspiración), y soltó, muy quedo:
— Escribo el blog Detexto Decirte. Me dicen El Otro.
Aquello era demasiado. ¡Pero qué le pasaba a ese tipo! Las caras del resto del grupo se dirigieron todas a mí, sin responderle al gordito, a ver qué tenía yo que decir.
— Espera, espera... ese es mi blog. Yo soy El Otro.
— Bah...siempre me pasa —dijo el descarado, elevando la voz para el grupo pero mirándo mi cara— cuando vengo a estas reuniones, hay muchos que dicen ser yo. Pero Detexto es mi blog. Tú serás "el otro", pero "el otro farsante"...
— ¿Quée? No puedo creer esto. ¡Las historias son mías! Todo eso me ha sucedido a mí! Bueno... no todo, algunas cosas son exageradas o imaginadas, ¡pero son mías! ¡De mi autoría...!
— "¡Ajáaaa!", "Yeah... go, girl!", "Eso, defiende tu vaina" —comenzaron algunos del círculo a tomar partido. Una loca en la esquina, con cara de mosquita muerta, abrió la boca por primera vez desde que llegó— ¿Puedes probarlo?
— ¡Pero claro que pue... —me interrumpí. ¿Cómo probarlo? Es una cuestión de su palabra contra la mía, pero no me podía quedar callado. Comencé a soltar datos de las historias ya publicadas...—Franela, por ejemplo... ¡es buhonero por donde vivo, en La Candelaria! El otro día volvió a subir a casa, y lo puse a...
— Franela vende en El Silencio, a media cuadra de mi casa... Se llama Willderson.
— ...¡¿Qué?! Pero qué dices, Franela se llama... no puedo decirte cómo se llama, pero...
— ...y MiMa es mi novio: se llama Roberto. Nos vamos a casar en España.
Murmullos de aprobación. La gente empezó a ver visos de originalidad en los datos "reales" que soltaba el doble del actor español. La batalla era dura.
— ¡No, esperen! Eso no es verdad. MiMa es en realidad... es mi pareja. No puedo decir su nombre, porque me mata, pero créanme... ¡Si hasta puedo enumerar todas la veces en que me referí a él en el blog! A ver... cuando subí con el chamo del centro comercial, él estaba...
— ...él estaba por llegar, y me vió haciéndole ojitos al chamo. Se fue y luego lo alcancé en casa, pero...
— ¡Basta! Eso lo sabes porque lo leíste...
— Lo mismo dicen todos. ¿Quieres que te cuente todo el diálogo de los tipos en el Unicasa?
Desesperado, me bajé los pantalones. No, no quería darle el culo a mi impostor, sino ofrecer una prueba más de mi identidad. Mi erección creció rápidamente ante (y estimulada por) la vista de todos.
— ¡Miren! Lo tengo torcido, un poco hacia la izquierda. ¡Lo mencioné en uno de mis posts! ¡¡¡Yo soy el dueño de Detexto decirte!!! —No había terminado de hablar y ya el gordo hacía lo mismo que yo. Su verga también presentaba una ligera curva... y duplicaba en grueso a la mía. El resto de maricos blogueros emitió un gemido de lujuria colectiva. Esto no pintaba bien. Mi pene, apenado, perdió su turgencia.
No podía con él. ¡Todo lo que yo adujera como legítimo, para que me creyeran, tenía que haber sido escrito en el blog! Y él obviamente se lo sabía de memoria... Recurrí a mi última prueba, mi arma secreta. Les dí la espalda mientras me terminaba de quitar el pantalón, pero ya no para seguir con la exhibición gratuita ni para solicitar sexo como consuelo:
— Conque tú eres El Otro, ¿no? ¿Y qué te parece esto?
Los "ooh" y los "aah" se elevaron en la sala, que ya ni música tenía, y la guerra llegó a un punto culminante. El Segura reencauchado no se inmutó, y esperó a que las voces se calmaran y todos analizaran mi tatuaje, su parecido a la imagen de mi perfil en el blog, y voltearan a verlo a él. Esperando que bajara el rostro avergonzado y se rindiera.
Bajó el rostro, sí, pero para descubrirse la panza:
Nuevamente se formó la alharaca en la reunión, y de repente me quedé mudo y sin defensa. ¿Qué más podía decir? Las caras del grupo —que ya había crecido hasta ser el centro de atención de toda la reunión— me miraban ya con escepticismo, y al otro El Otro incluso lo palmeaban en la espalda... (algunos incluso se le acercaban para pedirle el teléfono, pero eso creo que tenía más que ver con su verga modelo lata-de-Coca-Cola). No me quedó otra que una salida un poco cobarde, pero final...
— Tienes razón. Soy un impostor. ¡Me encanta hacer esto en las reuniones! Es que... nadie me lee. Así que busco conversación haciéndome pasar por ti. Además, ¡te admiro! No puedo dejar de revisar tu página esperando que publiques de nuevo...
A medida que el resto de blogueros lo rodeaban para preguntarle sobre las futuras historias, yo me retiraba pensando: ¿No es esto lo que yo quería? Blogueo anónimamente, los halagos son para un supuesto escritor con un nombre clave, sin personalidad real y sólo identificable por algunos rasgos descritos aquí y allá, y por historias sin ningún dato comprobable que se asocie a mi verdadera identidad. Nada del orgullo de atribuirse el trabajo, a cambio de la gloria de pasar desapercibido y no dar a conocer mi inclinación sexual ante el mundo...
Debo aprender a controlar mi ego. Bloguear debe ser, me repetí en mental letanía, para expresarse, para sacar los demonios, para sacarse punta en el filo de la creatividad. Para retar a los espíritus levantiscos de la lujuria (los míos y los de los lectores) y salir airoso.
Si quisiera reconocimiento, me valdría más irme (ey, haré eso, pensé mirando mi reloj) a charlar con mis (otros) pares, y contarles cómo estoy manejando mi progreso a través de los 10 Pasos de la Recuperación de la ingesta de alcohol... Sí eso haré: recibir palmadas en la espalda al contar cómo tengo dos semanas sin tomar, y a ver qué fue de la vida de Julio, el negro que se alcoholizó porque trabajaba y vivía en la licorería (no conseguía casa)... o de Julio, el borracho de plaza que empezó a ir a las reuniones cuando confundió la entrada del local con un baño público. O Julio, el chamito que empezó robándole las botellas de whisky al papá a los 12 y que a los 18 ya estaba totalmente perdido en el laberinto de la caña...
Dejé a los blogueros porno gays anónimos entrevistando a su nuevo héroe; sería sin duda un más interesante encuentro la sesión de Alcohólicos Homónimos...
No me la calo pana, que feo, eso es pa que veas que en este mundo hay gente bien sin oficio, tanto así que viven a la pata de un blog, y viven a través de ti… bueno para lante y sigue escribiendo! Saludos y que estés bien…
ResponderBorrarAJJAJAJAJAA, Como es eso de un encuentro de blogueros pornogay??? primera vez que escucho eso!!
ResponderBorrarHay que admitir que debe haber sido muy divertido ver eso, pero si es algo raro que este tan pendiente y memorice todo lo que escribas!
Menos mal que no soy famoso...
Abrazos!
...Perdóname, yo de verdad no creí que fueses tú. Es más, pensé que, como proteges tanto tu verdadera identidad -como buen súper héroe que eres- no asistirías a ese encuentro y pues decidí hacerme pasar por tí sólo a los efectos de promocionar tu blog. Por eso, cuando vi a ese flaco (tú mismo) usurpando tu identidad me dió mucha arrechera y como al final desististe de la lucha, pues más convencido quedé, pero veo que estaba equivocado...
ResponderBorrarEn todo caso, te cuento que el tatuaje era de henna y te juro por este puño de cruces que no lo vuelvo a hacer, sorry...
;o)
Un abrazo,
Verga!!
ResponderBorrarDigo lo mismo que ito, gracias a dios que no soy famoso. Otra cosa, yo SI te reconocería sin mirarte.
Debiste decir para que los dos "otros" escribieran y probaran su autoría...
Saludos. ;)
Ah, amigos...
ResponderBorrarEs un alivio que toda la atención se la lleve ElOtro... ¡Definitivamente la fama no es algo para mi! (las reuniones, sin embargo, son entretenidísimas, con todos esos rollos de ego y, bueno, la gente quitándose la ropa por cualquier discusión). Nada más por eso vale la pena seguir, como bien recomienda alegna.
ito, estás anotado para la próxima reunión... ¡así vamos tratando esos issues de socialización!
¿O te vas a perder ese espectáculo de lascivus despojándose de todo, esta vez para comprobar si su tatuaje de henna ya se borró? (amigo: no te disculpes: ¡de ahora en adelante sigo tu ejemplo, finalizaré cada discusión que tenga con un striptease, ja ja ja!)
aloner, he allí una escalofriante posibilidad: que me reconozcas, ja ja... Por otra parte, ¿y qué tal si ya nos conociéramos?
Gracias a todos por comentar.
Vaya, parece telenovela mexigay, jaajajjajaaj, que locura.
ResponderBorrarQué increíble pesadilla, hombre, parece sacado de una película de suspenso... es horrible. Pero bueno, tal vez te rendiste muy pronto, sólo necesitabas tener un computador al frente para enseñarle quién podía acceder a la edición de los post y quién no, pero es una opción respetable tuya querer guardar tu anonimato.
ResponderBorrarUn abrazo desde el otro lado de la línea militar de tu presidente.
Jmmm.. que buen post, se me antoja una extraña fusión medio borges-poe, con buena dosis de humor y estilo propio. Saludos
ResponderBorrarjajaja Arrecho! al cesar lo del cesar, siga posteando! Saludos
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