martes, 17 de junio de 2008

Javier García y los despreciables

Sucedió este fin de semana el lamentable asesinato del periodista Javier García, y desde los primeros de los más de 1.700 comentarios dejados en el post de Noticias24 acerca del hecho se ventilan y repiten las ideas más manoseadas, las posiciones más extremas y las bajezas más reaccionarias —como siempre en ese sitio de noticias: todo tiene que ver con Chávez y con el gobierno, a favor o en contra. La noticia más inocente y alejada de lo político se verá invariablemente, a la vuelta de diez o quince comentarios, convertida en pasto para la polarización alrededor de un solo punto: Hugo Chávez.

Pero es en la algidez de esa banal discusión donde surge, en este particular caso, el arma arrojadiza de la inclinación sexual, y esto me ha hecho notar no pocas incoherencias, lugares comunes, prejuicios histéricos y tristes paradojas. Digo arma arrojadiza porque, no contentos con la especulación acerca de cuál sería la preferencia sexual del profesional asesinado, el grado de mariquez del contrario se vale igual para insultar, para descalificar opiniones o para jurar neutralidad y objetividad. De suerte que podemos encontrarnos con estas perlas de razonamiento:
"No importa si JG era gay o no, eso es su vida privada, pero la vida es sagrada y el asesinato, terrible —quien así habla parece, si no apoyar, al menos no juzgar a JG por su supuesta homosexualidad—... así que ustedes, chavistas maricones frustrados, locas de clóset, no pueden negar que hay inseguridad en el país, ojalá a la Tareka, a la Barreta les pase lo mismo, etc. etc. etc." —y ahí se fue al demonio el cacareado respeto por la diversidad.
Chavez y su gabinete son una cuerda de maricos, ¿por qué no los matan a ellos también? va en la misma frase, juro que lo leí, que Javier esa un ser humano excelente.

Y como este mensaje, cientos. Esa vaina fue crimen pasional, dicen seudoexpertos (¿pasional porque un carajo mató a otro en su casa, su cama? ¿No es crimen entonces? Si un tipo acuchilla a su mujer, ¿no se investiga porque es pasional?).

Brillan por su endiablada lógica las voces según las cuales el caso no es inseguridad porque el asesino fue, aparentemente, invitado por su víctima al apartamento. ¡La culpa es de él ahora! ¿Y la del atracado, por cargar cosas valiosas? ¿La del motorizado por tener moto? Parece razonamiento de delincuente... despreciable.

Me gustaría conocer la opinión de algún homosexual partidario del gobierno (Las habrá, ¿no?). Al menos, supongo yo, no recurrirá al manido eso no es inseguridad, eso le pasó por marico.

¿No es inseguro, entonces, salir de noche y conocer a alguien, en estos días y en esta ciudad? ¿No es sentimiento de inseguridad lo que se experimenta cuando cualquier persona en la calle puede ser un ladrón asesino? El gobierno no puede vigilar lo que dos hombres hagan en una cama, dice una tranquilizando su conciencia. Ah, pero... ¿el gobierno no puede contribuir a crear un ambiente de bienestar, de calidad de vida? ¿A quién le haría falta volverse una rata asesina, que apuñala a otro ser por unas vanas pertenencias materiales, si tiene desde que nace una buena educación, oportunidad de trabajar y vivir bien? ¿Sucedería esto sin la percepción reinante de que nada se castiga, todo está permitido, sálvese quien pueda? ¿No es el Estado el que debe revertir esa sensación generalizada?

No seré yo quien niegue la situación de riesgo a la que se expone cualquiera que invite un desconocido a su casa... si ese fue el caso. Quien me haya leído antes lo sabe, eso da para otro post. Digo más: no me es desconocido este modo de robo por un choro disfrazado de levante. Y aunque no creo que haya que caer en el simplismo ramplón de decir que a JR lo mató Chávez, el G2 o la DISIP, tampoco se puede sin embargo liberar al Estado del clima de histeria en el que vivimos. Y ultimadamente, usar la carta de lo gay para inculpar a la propia víctima o liberar de culpa a quienes dirigen la seguridad ciudadana... es despreciable.