miércoles, 27 de septiembre de 2006

¿Yo? Vivo alquilado...

Ah, las incómodas preguntas.
En una reunión familiar, la vieja tía comenta, medio haciéndose la loca: "A ElOtro le debe ir muy bien. Consiguió un buen trabajo y se mudó solo... ¿O fue con su novia? ¿Ya se casó?". O la simpática señora del piso 3 te pregunta en el ascensor: "¿Cómo sigue su hermano de la gripe?" Los panas te visitan y comentan: "Está de pinga el apartamento. ¿Cuánto te costó?" Y uno: "No, no es mío, esteee...."
Afrontémoslo. No todos los días amanece uno con ese espíritu de reivindicador social entre pecho y espalda. No siempre tiene uno el ánimo de imponer la propia razón ante los pacatos, los intolerantes, los ignorantes y los demodé. No está en uno a cada rato y en cualquier momento (y ante cualquier persona), dispuesto a reconocer lo marico que es.
Como uno no vive en DisGaylandia, o dentro de uno de los capítulos de Queer as Folk (donde, por Cristo, lo normal es ser homo: los personajes hétero son como extraterrestres), se topa a cada rato con esa pregunta incómoda, aquel comentario que te asume "normal", ese trozo de cotidianidad que te hace revisar mentalmente, una vez más, la lista de respuestas-caretas que tienes en el fondo de la mente, masticadas, preparadas y categorizadas, según la situación que se presenta, la persona que pregunta, la respuesta esperada o las ganas que tengas de discutir.
Siempre hay alguien a quien no le has dicho, un familiar que no tiene ni idea, un compañero de trabajo que pregunta mucho, no necesariamente con mala intención: las personas que te rodean asumen automáticamente que eres tan straight como cualquiera.
Vivo con MiMa y mi perro, desde hace unos pocos años. El arreglo da para no pocas interpretaciones, muchas de las cuales uno mantiene a punta de hablar vagamente, o de dejar pensar, o de no aclarar, dependiendo de quién se trate. Mas lo común es que cuando tu grupo de amigos se reúne para revisar entre cerveza y cerveza sus aventuras y desventuras entre faldas, los primos andan ya contando cumpleaños infantiles y los vecinos hablan de colegios, pañales o lechinas, tus comunes se han casado, divorciado, amancebado o aconcubinado, entonces la isla de rareza en la que te has convertido se ve clara en el horizonte, y debes convertirte en corredor de 100 metros con vallas para sortear todas esas incómodas preguntas...

5 comentarios:

  1. Aunque aún me pasan esas cosas que dices, yo normalmente si vivo en un mundo QAF.
    Fue un proceso extraño que se dio cuando comencé con mi actual novio; hoy en día todos en la U, la familia, los amigos y hasta en el edificio saben que soy gay, conocen a mi novio (además vivo con él), etc.
    Lo único que nunca podré superar será la oficina por aquello de que el director de la empresa es homofóbico y es mejor evitar.

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  2. Ja, has dicho una gran verdad mono...

    Casi como la letra de "Fast Love" de George Michael, mírala y verás si uno no tiende a sentirse identificado no?

    Un Abrazo desde la calurosa Bogotá

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  3. Es sumamente arrecho vivir así, siempre abra algún salido que pregunte por que uno no tiene novia, por que uno no se ha casado, por que a la edad que tenemos no tenemos hijos, y nosotros siempre con ganas de ponernos en letrero en la frente SOY GAY ENTREPITO pero bueno, yo hay momentos en que me estreso tanto que me rio de los comentarios pero para ser humanos debemos aguantar ello no!!! Me gusto tu blog, Saludos cuídate

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  4. Ja! ahora imaginate que un día donde tu estudias todos empizan a decir
    - "¡Chamo, Lo que me entere! Fulanito (es decir tu) es gay"
    Origen del chisme: una ex-gran amiga, pero no es el punto el punto es divertirse con sus caras cuando llegan y te preguntan, si es cierto, y tu les dices:
    - No te voy a confirmar ni negar nada, cree lo que te parezca mejor (es como decirle que si pero dejandole la espinita) al final es mi vida y hago lo que quiero con ella.

    Y a los días te ven en un bar muy acaramelado con una chama, y más tarde llegan y te confirman:

    "verga, pana, diculpame, pero yo creia que tu eras..." a lo que uno responde, undiendolo en su oscuro enredo psicológico:
    "¿Y a caso yo te dije que si? ¿O que no?... oye sabes que te ves guapo con esa camisa", y lo dejas donde está.

    En estos días divago mucho, ahora no se si comente relqacionado a tu post jajaja saludos

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  5. En realidad imagino que, siendo cada persona un mundo, habrá miles de maneras de afrontar lo que acá planteo.
    RicardoP, tienes suerte de que tu entorno haya sido así de receptivo, aunque precisamente es en esos casos cuando más brilla en su pureza la pregunta o la duda de esa última, recóndita persona que resulta que no sabía.
    Mi pana Joker, tengo tarea pendiente: a ver qué dice el inefable George en su tararear. Que yo sólo seguía el coro sin más...
    ¡Pata! No sé si en mil años yo tendría la presencia de caracter o la malicia para manejar tan diestramente la situación como tú la ilustras... ¡Bravo!
    All in all, creo que la gente no es tonta. Y menos los que te conocen, te rodean, saben de tus "amigos", etcétera. Habrá quien, distraído, no atina a ver lo obvio, pero nunca le faltará a su lado quien le pegue el empujón con el codo y le diga: Despierta. ¿No te das cuenta?

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